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Devenires (6). Antropología para el nuevo mundo.
Devenires (5). Antropología para el nuevo mundo.
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Respuesta al comentario de un amigo, tras leer una entrevista a Bernard Stiegler en Le Monde, publicada en mi muro de Facebook el 23 de noviembre de 2015
Respuesta al comentario de un amigo, tras leer una entrevista a Bernard Stiegler en Le Monde, publicada en mi muro de Facebook el 23 de noviembre de 2015.
La tesis principal de lo que mantiene Stiegler en esta entrevista me interesa porque, en el contexto inmediato en el que estamos, nos ayuda a plantear el problema de la violencia de una manera más general e intempestiva. General, porque alarga la lista de coautores del mal. Intempestiva, porque a nadie le gusta saber que vive en países que pertenecen a esa lista.
Me refiero ahora a lo que tú, Juan, escribes al respecto. En este sentido me ciño a una primera versión de tu comentario, el cual, a pesar de tu posterior reedición, quedó registrado en mi ordenador. De esa primera versión destaco una frase: “su creencia en un poder conscientemente maligno (…), y su nostálgica asociación de empleo y perspectiva vital lo convierte en una voz un tanto ingenua”. Me detengo en el adjetivo (borrado en la edición siguiente) ingenua. Es interesante este adjetivo, porque hoy vive ampliamente asociado a una manera teórica de ver la vida, es decir, a una manera descalificada como utópica, idealista, filosófica, ineficaz, sin hacerse eco de uno de otros significados posibles. Sigue leyendo
“Respice in me et miserere mei, quia unicus et pauper sum ego”
(Salmos,25:16)
Il faut sauver la singularité et rappeler la grandeur minuscule des histoires sans voix. Tant d’êtres qui se sont éffondrés délicatement au milieu du bruit de l’Histoire, sans qu’elle aie perçu la rayonnant agonie de sa beauté! – Ne t’arrêtes pas. Continue…>
“Respice in me et miserere mei, quia unicus et pauper sum ego”
(Salmos,25:16)
Hay que salvar la singularidad y recordar la grandeza minúscula de las historias sin voz. Tantos seres que se hundieron delicadamente en medio del ruido de la Historia, sin que esta haya percibido la radiante belleza de su agonía. – No te detengas ahora. Sigue leyendo>