Diana, allí donde estés, ¿sientes mi sufrimiento?
¿Sientes la intensidad del terremoto?
¿Sientes tu maremoto en mi corriente?
¿Me ves despertando, sin dormir,

Diana cazadora, en silencio, recogiendo flores, mientras da la espalda.
solo, arrastrándome para escribir
un verso que te allegue, un golpe que despegue
directo al corazón del universo?
«No sabrás vivir», insiste en decir la mañana.
Es doloroso. ¿Lo sabes? ¿Te enteras, Diana?
Dormir para ascender, despertar para caer
en la cuenta de tu nueva desaparición,
entregarme a una nueva destrucción
y beberme el oleaje que me rompe contra ti
¿Lo puedes presentir y no quieres socorrerme?
¿Estarás quizá entre gente más corriente?
Yo, en cambio, en mi barco ebrio, pendiente
de su carne rota. Esa es la canción, Diana,
y tú el oleaje que se ensaña contra mí.
Te canto para vencerte
y, otra vez, tu silencio me derrota…
Muy bueno
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