La muchacha que toca el violín
tiene pájaros en la cabeza
canta todo el día mientras fuma
con una voz suave de humo casi deshecho
La muchacha que toca el violín
tiene aire de niña despistada
es silenciosa por las mañanas
y por las tardes sonríe
como el amor en los veranos
cuenta pasos que le sobran
baila, juega, bebe, espera
se maquilla con dulzura
y hasta a veces habla sola
La muchacha que toca el violín
lo toca como si fuera un ángel
es leve, pasa, vuela, reposa
de una corchea pasa a otra cosa
le late la alegría a zamba, a chacarera
a gato, tal vez una baguala la espera,
le llega la tristeza a tango
con fango, rabia, a salto
mortal hacia la especie
Yo vi a la muchacha que toca el violín
dibujarse frente al frío
hacerse lentamente palabra, poema, canción
ensoñación de una misteriosa nieve de abril
que caía sobre el pecho de Europa
Bélgica se llamaba la muchacha
París se llamó su ausencia
pero el violín quedó sonando
en un tendal de tiempos
en el silencio repetido
un ange passe
en el misterioso vacío
de un río de sombras
en ese asombro que nace siempre
tras la huella y la mirada…